CEO en PMK MARKETING
Se acercan las celebraciones de Navidad y con ellas, el desafío de la cena de empresa o la reunión de amigos donde los gustos son tan variados como los adornos del árbol. ¿Cómo elegir un vino que haga sonreír a todos, desde el amante del tinto clásico hasta el fanático de las burbujas?
La clave está en la estrategia de la versatilidad. En lugar de buscar un “vino perfecto” que maride con todo (una quimera, seamos sinceros), la solución es diseñar una ruta de vinos que acompañe los diferentes momentos del encuentro.
El vino espumoso es el mejor anfitrión. Su acidez y sus burbujas limpian el paladar y lo preparan para la fiesta. Además, por su elegancia, inmediatamente eleva el ambiente.
¿Por qué funciona? Son secos, frescos y maridan de maravilla con casi cualquier aperitivo: quesos, embutidos, ahumados (salmón, bacalao) e incluso fritos. Su versatilidad calma los paladares más diversos desde el principio.
En esta fase, donde el menú puede variar entre mariscos, ensaladas y patés, necesitamos vinos que ofrezcan frescura sin ser demasiado ligeros, o vinos con cierta estructura para resistir diferentes texturas.
¿Por qué funciona? El rosado, especialmente si tiene cuerpo, es un puente genial entre el blanco y el tinto. Marida con embutidos, pasta y aperitivos más grasos, siendo un excelente comodín.
Aquí es donde hay que ser más diplomático. Asumiendo que puede haber carnes de ave (pavo, capón), carnes rojas o guisos tradicionales, evita los tintos con taninos demasiado agresivos que puedan chocar con los platos más delicados.
¿Por qué funciona? Busca un vino tinto Crianza (ni demasiado joven ni excesivamente complejo). Estos vinos suelen tener una buena estructura,taninos pulidos y un equilibrio entre fruta y madera que los hace amables. El Pinot Noir es ideal para carnes de ave, mientras que un Tempranillo joven o una Garnacha afrutada son perfectos para un asado o platos con salsas dulces.
Este es el momento de no escatimar. Los postres navideños (turrones, polvorones, panettones) son intensos y necesitan un vino que esté a su altura.
¡No te Estreses! La Navidad es para disfrutar. Si tienes dudas sobre el menú, un Cava Brut y un Tinto Crianza te cubrirán casi todas las bases.
La Temperatura Importa: Asegúrate de que los blancos y espumosos estén bien fríos y que los tintos no se sirvan calientes. Un vino caliente, por bueno que sea, perderá sus matices.
No Olvides el Agua: Ofrece siempre agua (con y sin gas) para que todos puedan limpiar el paladar entre copa y copa.
Con esta selección de etapas de maridaje, garantizarás que haya algo para cada gusto en la mesa, convirtiendo tu cena de Navidad en un éxito enológico.
Sugerencias en Inmortalwines.com:
Bienvenida:
Cava Brut Nature Reserva Valdovinos. Champagne Palmer La Réserve.
Aperitivos o entrante:
Casal Caeiro (DO Rias Baixas), Chafirete Prefiloxérico (DO Rueda). THM Rosado (DO Rioja)
Plato Principal:
Tinto Crianza: THM Crianza (DO Rioja), Parcela 64 (DO Ribera del Duero), Finca Beberide
(DO Bierzo), Valonga Garnacha (VT Valle del Cinca)
Postre:Burbujas: Buche Brut o Buche Semiseco (CO Cava)
Dulce: Oremus Tokaji 3 Puttonyos, Aurora Pedro Ximenez (DO Jerez)
Tintos envejecidos: Señorío de Oran Gran Reserva (VT Extremadura), Mirat Reserva 2004
(DO Ribera del Duero), Vivo (DO Toro)
